Los Ángeles.- El príncipe Harry y Meghan Markle fueron blanco de una parodia en el programa “Saturday Night Live”, donde el comediante Colin Jost los ridiculizó durante el segmento “Weekend Update”, que comparte con Michael Che.
Jost, de 42 años, bromeó sobre un supuesto nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos y el Reino Unido anunciado por el expresidente Donald Trump. “Todo lo que Reino Unido exige a cambio es que nos quedemos con estos dos”, dijo el presentador, mientras una imagen de los duques de Sussex aparecía en pantalla.
Hasta el momento, ni Harry ni Meghan han respondido a los comentarios, y un representante del matrimonio no ha ofrecido declaraciones tras el sketch.
La aparición en SNL coincidió con una reciente salida pública de la pareja. La noche anterior, los duques asistieron al último concierto de la gira “Cowboy Carter” de Beyoncé en el SoFi Stadium de Inglewood, California, donde se mostraron cariñosos y afectuosos en público.
Meghan, de 43 años, compartió un resumen de la velada en sus redes sociales, incluyendo un video donde Harry, de 40 años, le da un beso en la mejilla. En el carrusel de imágenes también se apreció el sombrero estilo vaquero del príncipe, de tono verde bosque, con los nombres de sus hijos —Archie, de 6 años, y Lilibet, de 3— grabados en el borde interior.
En el accesorio personalizado se leía: “Archie, Lili, My Love”, junto con bordados de las banderas de Estados Unidos, California y el Reino Unido.
Este momento romántico ocurre apenas días después de que fuentes cercanas revelaran a Page Six que Harry ha sido apartado por completo de la familia real, debido a la desconfianza que existe hacia él y su esposa.
“Realmente creo que nadie confía en él, y ese es el problema central”, indicó una fuente cercana. “La familia real tiene serios problemas de confianza con Harry y Meghan. Tal vez haya espacio para el perdón, pero no para el olvido. El perdón y la confianza no son lo mismo”.
Harry y Meghan abandonaron sus funciones reales en 2020 y se trasladaron a América del Norte, tras denunciar presuntas actitudes racistas y un ambiente tóxico dentro de la familia real británica. Actualmente, viven junto a sus hijos en una mansión valorada en 14 millones de dólares en Montecito, California.