En los últimos meses, cientos de cuentas en redes sociales afirman enseñar a vender en automático ebooks que se cobran en dólares. “Crea tu PDF en 20 segundos con inteligencia artificial” ofrece una cuenta que enseña a vender productos digitales.
Está tendencia encierra algunas trampas frente a las cuales quienes desean prosperar en estos tiempos y quieren hacerlo a través de este tipo de negocios, deberán estar advertidos.
Para empezar, parece una obviedad tener que aclararlo, pero es difícil creer que un “gran negocio” signifique trabajar solo veinte segundos. Ningún imperio se levanta de un día para el otro.
En parte la era de la inmediatez da espacio a este tipo de afirmaciones, dejando a los más desprevenidos y desesperados, expuestos a la fantasía de que de la nada alguien podría facturar millones.
Si bien es cierto que muchos referentes de la tecnología y nuevos modelos de negocios, no provienen de los caminos tradicionales –por ejemplo, los creadores de Apple o Facebook no implementaron sus proyectos luego de años de estudios universitarios–, lo lograron luego de múltiples fracasos y experiencias previas.
Da la sensación de que hoy en día la prioridad está puesta en hacerlo rápido evitando lo doloroso que puede significar transitar un extenso proceso. Los tiempos de aprendizaje, capítulos de búsqueda, investigación y experiencia parecen inalcanzables. Todo este camino de escollos –necesario– es lo que busca evitar este camino fácil de hacer un PDF con inteligencia artificial y salir a venderlo.
Pero hagamos el ejercicio de que lo creamos. Imaginemos que elegimos una temática y en veinte segundos lo tenemos escrito. En el caso de obtener dicho material, ¿con qué autoridad saldríamos a venderlo? ¿De qué manera convenceríamos a la audiencia de que el contenido es valioso, si no fuimos nosotros quienes lo ideamos? ¿También le pediríamos al ChatGPT ideas de contenido para venderlo?
El peligro de estos esquemas automatizados e impersonales es creer que realmente la inteligencia artificial puede reemplazar el engagement con un especialista a quien el usuario querrá comprarle su contenido, curso o servicio. Es con la persona que acontece la magia, no con el ChatGPT.
Otro formato de este nuevo perfil de negocio fácil, aparece en la forma de un curso al que se accede pagando miles de dólares, el cual podrá servirle a quien lo adquiere a su vez para revenderlo.
Estas nuevas modalidades de “negocios” ofrecidas, deberán ser escuchadas por los usuarios con atención para comprender cabalmente dónde está invirtiendo realmente.
Algunos consejos a la hora de evaluar estas propuestas son:
- Considerar la trayectoria del comunicador. Lo que ofrece es producto de sus búsquedas, ¿o el contenido proviene de otro comunicador que le enseñó este contenido a cambio de una transacción económica?
- Para cualquier negocio digital, la clave serán los casos de éxito y los testimonios. La confianza y la transparencia de estas propuestas pende del hilo de la referencia de otros comprobables que den cuenta de la eficacia de lo que dice vender.
Las nuevas herramientas de esta era digital nos enfrentan a nuevos desafíos para los que deberemos estar atentos y abiertos a comprender realmente el alcance de sus propuestas.