ISM ha invertido más de 147 millones de pesos en proyectos comunitarios en la frontera, mejorando el acceso a agua potable y electricidad en áreas rurales
Industrias San Miguel (ISM) ha marcado un impacto significativo en el desarrollo económico y social de República Dominicana en las últimas dos décadas. Desde su establecimiento en el país hace 19 años, ISM no solo ha posicionado su liderazgo en el mercado de bebidas no alcohólicas, sino que también ha jugado un papel clave en la transformación de comunidades, específicamente en Santiago Rodríguez.
Con una visión robusta orientada hacia el crecimiento sostenible, la empresa ha invertido más de 400 millones de dólares en el país, apostando por la producción local. Esta inversión ha permitido a ISM operar una moderna planta en Santiago Rodríguez, equipada con 10 líneas de producción que fabrican aproximadamente 2,800 millones de botellas al día, reafirmando su posición como líder en el mercado de bebidas no alcohólicas. Este crecimiento ha generado más de 3,200 empleos directos y 11,000 indirectos, con un 97% de la mano de obra dominicana.
Un impulsor del desarrollo para la zona fronteriza
De acuerdo con la Ley 28-01, promulgada en 2001, que establece la Zona Especial de Desarrollo Fronterizo con el objetivo de promover la inversión privada en provincias como Pedernales, Independencia, Elías Piña, Dajabón, Montecristi, Santiago Rodríguez y Bahoruco, ISM se destaca como un actor corporativo fundamental en la región.
Entre los aportes realizados por ISM para visibilizar el cambio en Santiago Rodriguez, se incluyen inversiones superiores a 147 millones de pesos en proyectos comunitarios que abarcan desde agua potable y energía eléctrica hasta áreas de esparcimiento y programas de emprendimientos.
Además, en alianza con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), ISM implementó el programa «Iniciativa de Seguridad Hídrica Liderada Localmente», que incluyó la construcción de dos acueductos para llevar agua a 1,100 hogares de la comunidad. El programa también fortaleció la capacidad de las organizaciones locales, autoridades y líderes para gestionar los problemas de seguridad hídrica y adoptar soluciones y mejores prácticas que promuevan el acceso y uso sostenible del agua.
